jueves, 26 de agosto de 2010
CARTA DE APOYO AL IPC DE UNA COMPAÑERA DESDE ROSARIO
Por medio de esta nota me permito hacer llegar mis puntos de vista sobre la creación del Régimen Complementario de jubilaciones y Pensiones para trabajadores de la AFIP.
Al respecto, manifiesto sin dudas que se trata de una iniciativa positivísima y altamente progresista. Iniciativa que, lamentablemente, no se puso en práctica antes, como sucede desde hace 22 años en Aduana y en otros lugares de trabajo, como Luz y Fuerza, Obras Sanitarias y Banco Provincia. De todas maneras, todavía no es tarde. Las razones por las que apoyo este valioso proyecto son las siguientes:
1) La jubilación en este país es una condena inapelable a bajar el nivel de vida a corto plazo. Los ejemplos son infinitos. Para comprobarlo basta con preguntarle a cualquier compañero jubilado hace un par de años, no más, cuánto cobra ahora y cuánto estaría cobrando si estuviera en actividad.
2) Indefectiblemente, esa diferencia resulta cada vez más pronunciada (y acelerada) a medida de que pasan los años, porque con la excusa de favorecer a los que menos cobran se establecen aumentos de remuneraciones previsionales fijas. Es obvio que con esa política la pirámide de ingresos se achata y achata sin solución de continuidad. ¿O acaso por qué cada vez hay más jubilados que cobran la mínima?
3) En este país, ese también va a ser nuestro futuro (y también el de los que actualmente son jóvenes) en un plazo que podrá ser más o menos mediato, pero que, cada vez se acerca a mayor velocidad. Si no hacemos algo, estamos irremisiblemente condenados a vivir (mal vivir) con la jubilación mínima. No se engañen: todos, absolutamente todos estamos condenados a tal destino, sin indulgencia alguna posible.
4) Este régimen complementario es beneficioso para todo el mundo, jóvenes y viejos. Sostengo esto por razones obvias en mi caso, y porque en el de los otros (los jóvenes) porque bien se sabe que para todos, absolutamente para todos, los años pasan y, por más que corran, la jubilación finalmente habrá de alcanzarlos.
5) Cuando yo ingresé en la DGI jamás se me ocurrió pensar que, cuando llegara a la edad de jubilarme, circunstancia que será realidad en el próximo mes de octubre, el sistema previsional habría de seguir causando estragos en el estilo de vida de todos los jubilados y pensionados, sin excepción alguna, que sin excepciones vieron caer los abundantes recursos aportados para una decorosa subsistencia en el final de la vida. Ya se va a arreglar, pensaba yo.
6) Por la experiencia lograda por otros sectores (el de la Aduana lo tenemos al alcance de la mano para consultarlo), la propuesta no es utópica. Al contrario, es bien realista y alcanzable a breve plazo.
7) El aporte progresivo según la edad de cada uno es un detalle interesantísimo, que los jóvenes deberían calibrar y tener en cuenta si, eventualmente, sintieran la tentación de autonegarse sin mayor análisis del futuro, propio y de su familia.
8) El control del desenvolvimiento administrativo del régimen, que con internet (que tal como sucede con la banca electrónica) puede ser casi diario para cada uno de los propios afiliados, y es otra garantía (importante garantí, quizás la mayor de todas) de que nuestro dinero va a ser bien administrado y que, cuando nos llegue la hora del retiro, no nos ahogue la angustia y podamos arribar a un buen puerto; a ese puerto que hoy nos es escatimado por un sistema previsional, social impotente y, encima, jaqueado con impudicia.
9) ¡Despertemos Compañeros! Estamos jugando con nuestro nivel de vida de siempre-que, obviamente, nunca fue rumboso- en la etapa más difícil de toda existencia humana.
MARIA ESTHER BRACCO
Legajo Nº 19689/68
AGENCIA SEDE DR ROSARIO I